COVID-19 y evaluación: la necesidad de replantear la actividad evaluativa

La pandemia del COVID 19 nos han obligado a replantearnos las formas en que realizamos nuestras actividades diarias. La mayoría de los trabajos de oficina se han mudado a la modalidad de home office, la educación ha tenido que ir adaptando las clases en línea, y el conjunto de actividades en el exterior las tenemos que realizar con medidas de sanidad, usando cubrebocas, aplicando líquidos para esterilizar espacios y objetos de uso común, y respetando la sana distancia. En este contexto, la evaluación de programas y políticas públicas no se escapa a esta dinámica, y por ello, es necesario replantearnos el proceso y actividades que involucra esta actividad profesional.

    Entonces ¿Cómo podemos asegurar que la evaluación se realice de la mejor manera y que incluya todos los involucrados en ella? La respuesta a esta pregunta tiene dos vertientes. La primera se da al interior de los equipos de trabajo responsables de realizar la evaluación. La segunda vertiente tiene que ver con la vinculación que se dé con el cliente y todos los actores que podrían proporcionar información para atender los objetivos de la evaluación. A continuación, se plantean algunos tópicos a considerar para cada una de estas vertientes, pero con la premisa en común que el trabajo que se realice no debe de poner en riesgo a ninguna persona.

Al interior de los equipos de trabajo

La primera parte de la respuesta tiene que ver con el equipo evaluador. Para ello, ponemos a su consideración una serie de temas que los equipos deben de considerar.

    Reuniones y trabajo a distancia. Una de las respuestas inmediatas de los equipos evaluadores ha sido el de realizar el trabajo desde casa, sin embargo, esto ha implicado algunos retos tecnológicos, desde la disponibilidad de equipos eficientes y útiles hasta la diferencia en la calidad en cobertura de servicios de internet. Y retos al interior de los hogares de los evaluadores, en el que se debe de considerar las dinámicas familiares, sobre todo cuando se tienen que realizar simultáneamente cuidado de integrantes de la familia y actividades laborales. En este sentido se recomienda, elaborar un plan de gestión del personal considerando estos efectos diferenciados de la cuarentena en los individuos que integran el equipo evaluador.

     Revisar la planeación de la evaluación. Muchos de las evaluaciones estaban en proceso o se estaba realizando trabajo de campo cuando se tuvieron que suspender las actividades, por ello, es necesario revisar el plan de trabajo que tenía previsto para realizar ajustes en los plazos de entrega, de revisión de avances, realización de entrevistas o en el número de personas que integran el equipo para atender los requerimientos del proyecto.

    En el caso del trabajo de campo, lo más recomendado es reprogramar el levantamiento de información hasta el momento en que se permita la libre circulación y el estado de la pandemia se haya reducido al mínimo. En el caso de que este reajuste sea imposible de realizar, y dado que se recomienda evitar el contacto cara a cara, se plantea la posibilidad de recurrir a algún enlace clave en la zona donde se debe de realizar trabajo de campo para contactar a los beneficiarios o a actores clave, y recurriendo al uso de teléfonos celulares o algún dispositivo que permita la interacción remota.

     Fomentar la capacitación. Esta contingencia ha hecho evidente las habilidades y capacidades diversas tanto de consultores como de actores clave, en el uso de plataformas y herramientas de comunicación. Por ello, será necesario dedicar tiempo para fomentar el uso de las diversas herramientas que nos facilitarán la realización de nuestra labor. Para ello, es importante que al interior de los equipos de consultoría se identifique necesidades de formación para promover cursos acordes a los requerimientos de cada integrante.

Vinculación con actores clave

La segunda parte de la respuesta a la pregunta planteada tiene que ver con los actores vinculados a la operación, implementación de los programas y proyectos que están siendo evaluados, así como aquellos beneficiarios directos e indirectos de los mismos. Al igual que con el equipo evaluador, la prioridad es mantener la salud, pero al mismo tiempo, pensar en los mecanismos y herramientas que permitan disponer de la evidencia que estos pudieran proporcionar, así como conocer su percepción sobre las acciones realizadas, es decir, no dejar a nadie atrás.

    Restricción de viajes y distanciamiento social. Las nuevas circunstancias obligan a cambiar la forma de estar en contacto con el cliente, con los operadores de los programas y con los beneficiarios, por ello, es preferible restringir los viajes y guardar el distanciamiento social. Para ello, se necesario revisar las reuniones planeadas y acordar conjuntamente la mecánica por la cual se podrían llevar a cabo.
Solo si es muy necesario o en casos excepcionales, se podrían concertar reuniones presenciales, pero se deberá garantizar el cumplimiento de los protocolos de salud establecidos por las autoridades locales.

     La comunicación constante será clave. La continuación y culminación de las tareas y proyecto de evaluación dependerá en gran medida de la comunicación que se mantenga con todos los actores clave. En el caso de los ajustes o adecuaciones al plan de trabajo será muy pertinente informar y/o tomar decisiones conjuntas, para que todos los involucrados estén de conocimiento. En estas acciones será importante apoyarnos de los medios digitales de comunicación.

   Sacar provecho de las tecnologías de información. Las evaluaciones se basan en evidencia. Por ello, es muy importante que el equipo evaluador recabe información valiéndose de los medios electrónicos, correos electrónicos, mensajería instantánea, fotografías entre otros. Actualmente, muchas instituciones han apostado por tener respaldo de su información de manera electrónica, sin embargo, también existen muchos rezagos en cuanto a la digitalización de documentos, por ello, será necesario considerar este tipo de situaciones a la hora de replantear los tiempos de la evaluación.

    En todos estos procesos, recurrir a aliados o colaboradores podrían ser clave al permitir reducir las distancias y facilitar el intercambio de información entre los equipos de trabajo.

    En suma, el contexto de la pandemia nos obliga a repensar el proceso y las actividades que realizamos en nuestra actividad evaluativa, responder de manera pronta y ajustarnos en el corto plazo a este nuevo contexto, sin embargo, también es una oportunidad para repensar de manera el proceso evaluativo, las metodologías utilizadas y el papel de la evaluación en la anticipación de escenarios como los que estamos viviendo.

 

Sobre el Autor:
Aleida Martínez Muñoz


Subdirectora de Análisis Técnico
Especialista en PbR y Metodología de Marco Lógico


Sobre el Autor:
Aleida Martínez Muñoz


Subdirectora de Análisis Técnico
Especialista en PbR y Metodología de Marco Lógico