El cambio de horario: un beneficio infravalorado o una política sin sentido.

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En México jugamos a ser relojeros dos veces al año. Adelantamos las manecillas una hora el primer domingo de abril y las atrasamos una hora el último domingo de octubre. Con ello, nos sumamos a los más de 70 países que actualmente sostienen está práctica en el Hemisferio Occidental.

Este último domingo del mes de octubre no fue la excepción. Resignados, nos alistamos para un proceso más de adaptación al “nuevo horario”. Comentarios a favor y en contra de la política pública inundaron las redes sociales y pronto el asunto fue promovido a trending topic. Pero, ¿sabes por qué cambiamos el horario?

Oficialmente, el nombre de la política es horario de verano u horario estacional y se implementa durante siete meses, de abril a octubre. Su objetivo es lograr “durante los meses de mayor insolación […] un mejor uso de la iluminación natural [es así] es un programa de ahorro de energía eléctrica” (Ramos, y otros, 1997).  Lo anterior se traduce, en aprovechar la luz natural y generar con ello un ahorro en nuestros recibos.

De acuerdo con el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) los beneficios para la población del horario de verano son muchos. Entre los cuales destaca la creación de una conciencia energética, la reducción en el uso de combustibles y en la emisión de contaminantes; menor riesgo de asaltos en las noches, disminución de accidentes, llevar a cabo en las tardes actividades que normalmente no se hacen por falta de luz natural (caminar, ir de compras, visitar a los amigos). Además, tener el mismo horario que nuestros principales socios comerciales (Ramos, y otros, 1997).

A pesar de los beneficios establecidos, las evaluaciones en la materia son contradictorias. Un ejemplo de ello son los estudios de los accidentes relacionados al cambio de horario. El estudio de Pfaff realizado en la entonces República Federal Alemana entre 1979 y 1980 demostró un incremento en los mismos (Collado-Ardón, y otros, 2000). Mientras que un estudio de Meyerhoff reportó en cambio, que los accidentes fatales se habían reducido en 1% en la Alemania Federal de 1978 (Collado-Ardón, y otros, 2000).

En México, la mortalidad por accidentes de tránsito, una de las causas de muerte más asociadas al cambio de horario, se sostuvo en los primeros tres años de implementación de la política nacional de horario de verano entre 1996 y 1999  (Collado-Ardón, y otros, 2000).

Tal vez estas fluctuaciones puedan entenderse debido al método estadístico utilizado para obtener los resultados. Por ejemplo, “los resultados del modo de regresión discontinua sugieren que adelantar el reloj una hora disminuye significativamente […]; no obstante, según el modelo de diferencias en diferencias, no parece haber una conmoción significativa” (Salas Rodríguez, 2018).

Entonces, ¿por qué continuamos con esta práctica? ¿existen estudios en México que respalden los beneficios del horario de verano? La respuesta es sí. Efectivamente, los estudios existen, sin embargo, juzga por ti mismo sus resultados.

Uno de estos estudios es el proyecto de investigación conformado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el Fideicomiso para el Ahorro de Energía (Fide), el Programa de Ahorro de Energía del Sector Eléctrico (PAESE), Luz y Fuerza del Centro (LyFC), la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (Conae) y el IIE.

De este grupo de trabajo se desprenden dos estudios previos al establecimiento de la política, los cuales demostraron el ahorro potencial de energía eléctrica. Ambos estudios concluyeron que existía aproximadamente un 1% de ahorro.

El estudio del PAESE que data de 1922, realizó el cálculo con base en tres variables: número de usuarios, rango de consumo y porcentaje dedicado a la iluminación artificial asignado por cada rango de consumo. El estudio determinó “un ahorro […] correspondiente al 1.1% del consumo nacional, considerando datos de 1991 obtenidos de la CFE” (Ramos, y otros, 1997).

La Conae, por medio del IIE, condujo un estudio desagregando las variables que influyen en el consumo de iluminación artificial. Al igual que la investigación previa, “Los resultados arrojaron un rango de ahorro, en función de diversos escenarios, que variaba desde 0.82% hasta 1.1%.” (Ramos, y otros, 1997).

Por último, el grupo de trabajo realizó un último estudio y determinó que “en términos generales y en algunos específicos se ha rebasado el ahorro en consumo […] equivalentes al 0.83% del consumo total anual de 1995. […] El ahorro estimado en combustibles es igual a 1.71 millones de barriles de petróleo [por lo cual] El horario de verano ha sido una medida benéfica en todos los aspectos” (Ramos, y otros, 1997).

Algunos detractores del horario de verano señalan sus falencias. Autores como Torres (2000) explican que toda medida: “pensada en términos de maximizar el interés público, pero con una justificación que puede considerarse como un sacrificio y no como un beneficio individual, encuentra reacciones inmediatas y somete a tensión la frágil relación entre la sociedad y el Estado”.

Cuando Torres (2000) habla acerca de los sacrificios se refiere a perder horas de sueño justificado con un ahorro imperceptible en el gasto de energía (Torres Torres, 2000). Dicho autor hace referencia a los mismos estudios preliminares que el grupo de trabajo, sin embargo, su enfoque es totalmente distinto. Torres expuso que “Estudios preliminares […] estimaron un ahorro de 911 GW, equivalentes al 1% del consumo anual del país, lo cual se supuso que sería suficiente para apaciguar cualquier reacción social” (Torres Torres, 2000).

Desde el inicio de la implementación del horario de verano de forma homologada a nivel nacional el 4 de enero de 1996,

“(…) no se ha podido demostrar su monto real, la posición oficial, ante la inconformidad y la consecuente presión social para que el programa desaparezca, ha presentado como argumento recurrente la reducción del consumo de combustibles empleados para la generación de electricidad, en particular la que se destina al uso doméstico” (Torres Torres, 2000).

Actualmente en el país, dos son los estados que no realizan cambio de horario. El primero es Quintana Roo y el segundo es Sonora. En el caso de Quintana Roo el H. Congreso de la Unión aprobó el 20 de noviembre de 2014 una reforma a la Ley del Sistema de Horario que pasa a la entidad del meridiano 90° oeste al huso horario 75°. Esto crea una nueva zona geográfica de huso horario, lo que exime al estado de incorporar el horario de verano (Sistema de Información Legislativa, 2014). La reforma fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 31 de enero de 2015 (Cámara de Diputados, 2016).

En cuanto a Sonora, la razón se encuentra en la Comisión Arizona-Sonora, creada en 1959 para “fortalecer y desarrollar las relaciones socioeconómicas […] proyectando integralmente la mega-región Sonora-Arizona en el ámbito internacional” (Oficina de Enlace y Cooperación Internacional del estado de Sonora, s.f.). Dicho acuerdo permite que Sonora no implemente la política de horario de verano, a raíz de mantener el mismo huso horario de Arizona.

Sin duda, el cambio de horario u horario de verano ha estado sujeto a grandes controversias e infinidad de detractores, considerando que la población percibe con mayor magnitud los efectos negativos que los beneficios de la política.

A razón de esta controversia, el 21 de febrero de 2019, el diputado Carlos Castillo presentó un punto de acuerdo para dejar sin efecto el decreto presidencial que hace posible el cambio de horario, así como planteó una consulta ciudadana para recopilar la opinión de la ciudadanía.

Dicho punto de acuerdo se turnó a la Comisión de Participación Ciudadana. Algunos de los argumentos expuestos fueron que “los ahorros no se ven reflejados en la economía de las personas usuarias a través de sus recibos de luz” (Congreso de la Ciudad de México, 2019). Además, se señaló las externalidades negativas en la vida de los mexicanos que, a diferencia de los beneficios, son tangibles.

El último estudio realizado sobre los efectos del horario de verano en 2017, conducido por el Fide, la CFE y el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INNEL) determinó que existe un ahorro real, aunque como establece la Comisión “es necesario que se realice una evaluación de los beneficios reales del mismo y ponderar los contras en la salud y economía de la población […] para con bases sólidas re evaluar la pertinencia de la permanencia de dicha medida de uso horario” (Congreso de la Ciudad de México, 2019).

Además, la Comisión catalogó de derecho ciudadano la consulta ciudadana para recabar la opinión de la población. El tema llegó hasta la conocida mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue cuestionado acerca de la posibilidad de realizar la misma para anular el horario de verano, como el mismo propuso cuando fue jefe de gobierno.

Su respuesta fue contundente. “Gobernar es priorizar […] estoy dándole más atención a los [problemas] que considero de mayor importancia […] lo número uno es acabar con la corrupción. […] Entonces, otro tipo de consulta que son necesarias las estamos dejando para otro momento” (Presidencia de la República, 2019).

En la decisión gubernamental debe primar la evaluación como un mecanismo que coadyuva a la imparcialidad, a la identificación de los efectos e impacto real en las poblaciones objetivo y a la toma de decisiones con base en evidencia. Y tú, ¿qué opinas del cambio de horario?

Bibliografía

  • Cámara de Diputados. (17 de agosto de 2016). Gaceta: LXIII/1SR-30/64981. Recuperado el octubre de 2020, de Gaceta de la Comisión Permanente: https://www.senado.gob.mx/64/gaceta_comision_permanente/documento/64981
  • Collado-Ardón, R., Aguilar, R., Álvarez-Gayou, J. L., Campanillo Serrano, C., Kuri, P., Martín, d. C., . . . Vera, Á. (junio-agosto de 2000). El cambio de horario y la salud. Revista de la Facultad de Medicina. Recuperado el octubre de 2020, de https://www.researchgate.net/profile/Jose_Vera_Noriega/publication/291186787_El_cambio_de_horario_y_la_salud/links/569ef21f08aee4d26ad057dd/El-cambio-de-horario-y-la-salud.pdf
  • Congreso de la Ciudad de México. (27 de marzo de 2019). Dictamente de la Comisión de Participación Ciudadana, relativo al punto de acuerdo mediante el cual se solicita al gobierno de México dejar sin efectos […] el cambio de horario. Obtenido de Comisión de Participación Ciudadana: https://www.congresocdmx.gob.mx/media/documentos/47b607b01cbe8aeacd8a507cfd2274ea0b8b7fde.pdf
  • Oficina de Enlace y Cooperación Internacional del estado de Sonora. (s.f.). Comisión Sonora-Arizona. Recuperado el octubre de 2020, de http://ofeci.sonora.gob.mx/programas/comision-sonora-arizona.html
  • Presidencia de la República. (6 de marzo de 2019). 06.03.19 Versión estenógrafica de la Conferencia de Prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Recuperado el octubre de 2020, de Sala de Prensa: https://presidente.gob.mx/version-estenografica-de-la-conferencia-de-prensa-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-8/
  • Ramos, G., Díaz, R., Fiscal, R., Alquicira, C., Martínez, S., & Maqueda, M. (marzo-abril de 1997). El cambio de horario de verano: ahorros en consumo y demanda, y reducción de contaminantes. Instituto de Investigaciones Eléctricas. Recuperado el octubre de 2020, de Instituto de Investigaciones Eléctricas: https://www.ineel.mx/publica/bolma97/tec3ma97.htm
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  • Sistema de Información Legislativa. (20 de noviembre de 2014). Decreto por el que se establece el horario estacional que aplicará en los Estados Unidos Mexicanos. Recuperado el octubre de 2020, de http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2014/11/asun_3178608_20141126_1416497680.pdf
  • Torres Torres, F. (noviembre de 2000). El cambio de horario: su impacto en la economía de los hogares urbanos de México. Revista Momento Económico(112). Recuperado el octubre de 2020, de http://revistas.unam.mx/index.php/rme/article/view/4254/3787

Sobre el Autor:
Elda María Ríos Díaz


Líder Regional de Proyectos
Especialista en PbR-SED

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