La revolución de las ciencias del comportamiento en las políticas públicas: Cómo un simple “empujoncito” (nudge) puede salvar vidas.

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¿Las políticas públicas pueden salvar vidas? ¡Spoiler alert! La respuesta es un contundente SÍ. Gracias al poder de la evaluación de políticas públicas, tenemos suficiente información y evidencia que comprueba cómo las decisiones gubernamentales afectan y moldean la vida de los ciudadanos.

Hablemos de donación de órganos. ¡Lo sé! No es un tema agradable, pero lo cierto es que un solo donador puede salvar hasta ocho vidas, además de mejorar significativamente la esperanza de vida de hasta 75 personas más. Si tomamos en consideración que el 80 por ciento de los trasplantes que se realizan en el mundo provienen de donantes muertos, que cada 9 minutos una persona es agregada a la lista de espera de trasplantes y que cada día mueren 17 personas esperando un órgano, es una cuestión de interés público elevar la cantidad de personas que aceptan ser donantes ya que la demanda supera en gran medida a la oferta. (Health Resources and Services Administration, 2022)

Hoy quiero platicarte el experimento que realizaron Eric Johnson y Daniel Goldstein en 2004, en el que demostraron como pequeños cambios o empujoncitos denominados “nudges”, produjeron grandes resultados.

Ahora te preguntarás, ¿qué es un nudge? Un nudge es una intervención, generalmente de bajo costo o “sencilla”, que produce grandes resultados a través refuerzos positivos y sugerencias indirectas que poseen influencia en la arquitectura de la decisión. En palabras sencillas, son intervenciones que buscan mejorar la efectividad de las políticas públicas a través de la conexión del componente racional y emocional, haciendo de la mejor opción, la más fácil.

Fue así como Johnson y Goldstein diseñaron su experimento. El objetivo era incrementar la cantidad de donantes de órganos disponibles. La premisa del experimento contradecía la creencia popular: las personas no donan porque no están convenidas. Esto situaba el problema público en el convencimiento de la población a través de educación e incentivos, lo cual era costoso.

Johnson y Goldstein creían que se podía influenciar la decisión simplemente preguntando de forma distinta si las personas querían ser donantes o no, aprovechando el poder de las opciones por default o predeterminadas. El ejemplo más clásico de una política pública que hace uso de las opciones por default en México es el sistema de ahorro para el retiro, en donde el gobierno asigna aleatoriamente la Administradora de Fondos para el Retiro (AFORE) a la cual el trabajador se afilia. En todo momento el trabajador puede escoger el AFORE de su preferencia, sin embargo, la gran mayoría de las veces, el trabajador permanece en el AFORE preasignado. (Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, 2018)

Como en el caso de las AFORE en México, Johnson y Goldstein observaron una tendencia a permanecer en la opción por default. Para los autores, esto se debe a que las preferencias son construibles, por lo que las opciones predeterminadas pueden influir de tres formas.

Primero, los potenciales donantes creen que las opciones predeterminadas son sugerencias de los hacedores de políticas públicas, lo que implica la noción de una acción sugerida por parte de un experto.

Segundo, tomar una decisión implica un esfuerzo, mientras que aceptar la opción predeterminada no requiere de ninguno. Muchas personas evitan tomar una decisión activa en materia de donación de órganos porque les resulta incómodo, desagradable o estresante.

Tercero, la opción predeterminada generalmente representa el status quo, por lo que modificarla implica cambiar una cosa por otra. En el experimento, los encuestados establecieron que convertirse en donantes les producía satisfacción, lo que consideraban una ganancia, al pensar como su donación beneficiaría a otros. Sin embargo, también reportaron una pérdida, contemplado la posibilidad de un cuerpo que ya no estaría intacto.

Así, para una persona cuya opción por default es no ser donante, convertirse en uno implica un intercambio entre una ganancia (satisfacción) y una pérdida (cuerpo intacto). Por el contrario, para un donante por default, cambiar de estatus implica perder la satisfacción y ganar un cuerpo intacto.

A nadie le gusta perder. Esa aversión natural a la pérdida que tenemos los humanos, hace que se estime en mayor medida a lo que renunciamos, haciendo que el valor predeterminado (independientemente de si es ser donante o no) parezca más atractivo.

Esta era precisamente la premisa del experimento. Si la opción predeterminada era ser donante, las personas mantendrían el status quo y, con ello, aumentaría la cantidad de donantes disponibles. En una primera fase examinaron el papel de los predeterminados utilizando un experimento online.

Preguntaron a 161 personas si serían donantes con tres categorías de preguntas. En la primera opción, se les dijo a los participantes que acaban de mudarse a un estado en donde el predeterminado era no ser donante de órganos y se les daba la opción de confirmar o cambiar el estatus. La segunda opción era idéntica, solo que el predeterminado era ser donante. La tercera, era una opción neutral, simplemente se les requería que escogieran sin predeterminado. En todas las condiciones, los encuestados podían cambiar su elección con un clic, eliminando casi en su totalidad cualquier esfuerzo. (Johnson & Goldstein, 2004)

Los resultados fueron impactantes. Las tasas de donantes se duplicaron cuando la opción predeterminada era ser donante, en contraste cuando la opción predeterminada era no ser donante. “Si las preferencias fueran fuertes en cuanto a donación de órganos, los predeterminados tendrían poco o ningún efecto” (Johnson & Goldstein, 2004); y, sin embargo, contrario a la creencia tradicional, los predeterminados demostraron en la evaluación una gran diferencia.

Johnson y Goldstein evaluaron además los efectos que tendría esta política en el mundo real, a través del análisis de las tasas de aceptación para convertirse en donador en países con leyes de consentimiento implícito (predeterminado ser donante) y explícito (predeterminado no ser donante). En total examinaron cuatro países en donde el predeterminado es no ser donante (Dinamarca, Holanda, Reino Unido y Alemania); contra siete países en donde la opción predeterminada es ser donante (Austria, Bélgica, Francia, Hungría, Polonia, Portugal y Suecia). Los resultados se aprecian en la siguiente gráfica:

En los países con una política pública de consentimiento implícito o cuyo predeterminado es ser donante, existían tasas elevadas de donación de órganos y pocas personas decidirían cambiar el status quo. Lo anterior, corrobora la hipótesis, es posible moldear la decisión de los potenciales donantes, con políticas públicas basadas en valores predeterminados.

Por si esto fuera poco, los autores fueron más lejos y examinaron el número de donaciones de órganos provenientes de cadáveres hechas por cada millón en una lista más extensa de países, utilizando una serie de datos temporal de 1991 a 2001. Para ello emplearon análisis de regresión, lo que permitió controlar las diferencias en la propensión hacia la donación, tales como educación, infraestructura, religión y demás variables que es sabido afectan la tasa. Si bien no existió diferencia entre años, se reportó un fuerte efecto producto de los predeterminados consistente en un aumento de 16.3% hasta un 56.5% (Johnson & Goldstein, 2004).

Este ejemplo nos demuestra la importancia de generar información y evidencia por medio de la evaluación de políticas públicas. La revolución de las ciencias del comportamiento en política pública, específicamente de la economía conductual y el ahorro de costos que genera por medio de nudges, solo están disponibles después de realizar las evaluaciones pertinentes que aseguren su éxito. Querido lector, recuerda siempre nuestro lema: ¡Evidencia sobre ocurrencia!

Referencias

Arellano Gault, D., & Barreto Pérez, F. (octubre-diciembre de 2016). Gobierno conductual: nudges, cambio de comportamiento inconsciente y opacidad. Foro Internacional, 56(4). Obtenido de https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-013X2016000400903

Cabrales Goitia, A., & Rey Biel, P. (11 de marzo de 2021). Mas allá de los nudges: Políticas públicas efectivas basadas en la evidencia de las ciencias del comportamiento. Gestión y Análisis de Políticas Públicas(25), 38-45. doi:https://doi.org/10.24965/gapp.i25.10864

Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro. (13 de febrero de 2018). ¿Qué pasa si no escogí AFORE? Asignación y reasignación. Obtenido de https://www.gob.mx/consar/articulos/que-pasa-si-no-escogi-afore-o-si-tengo-cuenta-pero-no-estoy-cotizando

Health Resources and Services Administration. (marzo de 2022). Organ Donation Statistics. Obtenido de https://www.organdonor.gov/learn/organ-donation-statistics#:~:text=One%20Donor%20Can%20Save%20Eight,up%20to%208%20lifesaving%20organs

Johnson, E., & Goldstein, D. (27 de diciembre de 2004). Defaults and Donation Decisions. Transplantation, 78(12), 1713-1716. Obtenido de Transp: http://dangoldstein.com/papers/JohnsonGoldstein_Defaults_Transplantation2004.pdf

Thaler, R., & Cass, S. (2008). Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth, and Happiness. Yale University Press .

Thaler, R., & Sunstein, C. (2021). Nudge: The Final Edition. Penguin.

Sobre el Autor:
Elda María Ríos Díaz


Líder Regional de Proyectos
Especialista en PbR-SED

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Elda María Ríos Díaz


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